Un grito para despertar a los dormidos, para despertar a los esclavos de los terruñeros fascistas, de los nacionalistas que pretenden devolvernos a los reinos medievales de taifas

El Defensor del Pueblo y el Tribunal Constitucional

Por Albert Mallofré

Hay que ver lo mal que les ha sentado a los artífices del nuevo Estatut el recurso del Defensor del Pueblo al Tribunal Constitucional. El recurso del Partido Popular ya estaba anunciado pero este del Defensor del Pueblo ha causado estragos. Tanto que como cúmulo de todos los despropósitos que le han dedicado, se ha cursado al Congreso de los Diputados una moción de reprobación para el Defensor, con ruego de destitución por su tremendo atrevimiento. Lo ha promovido la parte catalana de ICV y ha embarcado en la aventura al Sr. Llamazares, que se apunta presto a todas las salvajadas. Esta es una de ellas, porque ni en el estatuto del Defensor del Pueblo ni en el reglamento de las Cortes figura la posibilidad de recusación del Defensor. Pero a ellos, las leyes y los reglamentos les tienen sin cuidado. Los socialistas dan paso a la moción y avisan que votarán en contra. Otro despropósito. Mientras tanto, el Tribunal Constitucional admite a trámite el recurso, lo cual le da carácter de viabilidad y desarma el recurso Llamazares. Pero es igual. El Constitucional ¿qué importa? Si se pronuncia a favor del recurso y contra el Estatuto ya veremos como se pide la destitución de sus miembros.

En este proceso se ha visto de todo el mismo Presidente Maragall dice que no se puede recurrir una ley aprobada por el pueblo, olvidando que la misma Generalitat ha interpuesto más de un recurso al Constitucional contra leyes de rango estatal que también habían sido aprobadas por el pueblo.

El Tribunal Constitucional existe precisamente para dirimir dudas y decidir según la ley. El candidato Montilla aseguró que el Defensor quiso "agradecer al P.P. su nombramiento" olvidando que el Sr., Múgica fue confirmado como Defensor del Pueblo por el Gobierno actual, del que el Sr. Montilla era ministro. Y hablando de ministros, el Sr. Múgica fue ministro con el PSOE, en los gobiernos de Felipe González, ¿no? Otros políticos afirman que si el Constitucional falla en contra de esos artículos del Estatut que se recurren, será la Constitución la que está equivocada y habrá que cambiarla para que estos artículos recurridos sean constitucionales.

En esta carrera de disparates se deja en olvido que nuestro estado español se rige por el sistema democrático constitucional, con lo cual la soberanía reside en el pueblo constituyente, autor de la Constitución, por encima de las cámaras estatales o autonómicas y también por encima de la opinión del pueblo de una comunidad autónoma, aunque se exprese mediante referendum. Precisamente, para que estos poderes constituidos, parlamentos, autonomías, etc., no vulneren la Carta Magna de la Constitución se estableció, como garantía, un Tribunal Constitucional y se legitimó a un Defensor del Pueblo para interponer, si se diera el caso, recursos de inconstitucionalidad.

Por tanto, en el caso del que hablamos, el Defensor del Pueblo ha utilizado este procedimiento cumpliendo con su deber y en defensa del pueblo precisamente. En defensa del pueblo español constituyente, que dio lugar a la Constitución en la que se apoya nuestro estado democrático.

Parece ridículo tener que apelar a argumentos de esta naturaleza tan elemental para rebatir una insólita, antirreglamentaria e ilegal moción de reprobación en las Cortes, donde se intenta imponer la insensatez interesada sobre la razón, simplemente cuando la razón les parece inconveniente.-



Follarse a la derecha: el sueño de la izquierda

Por Pilar Castro-Villalba.

No saben muchos que, en esto del sexo, ahora, se lleva el ni tan siquiera preguntar como te llamas y como se puede llegar al final "en tu casa o en la mia" -de los papases, claro- y así recuperar la paz y la gloria que llegan juntas a tan necesaria forma de vivir uno de los impulsos mas fuertes y naturales del ser humano.

Por tanto, utilizar politicamente la coyunda para asustar a la posible y frigida derecha , parece a estas alturas como un tanto ridídículo o mejor aún, hasta divertido.

Lo malo del asunto es que, con este sentido de lo profundo, de lo que de verdad interesa al pueblo, van a llegar unos cuantos iluminados progresitas a su modo, que nos van a decir como y de que manera deberemos vivir, actuar y andar por la vida a golpes de leyes, obligaciones y demás, que ademas, no van a poder ser llevadas a la practica por que el final, nadie ha pensado como debe ser el papel para imprimir dichas leyes y se quedan en eso: un borrador del cuaderno de notas electrónico del Parlament.

Pensar así de los que dicen tener la llave de la verdad y la justicia, del secreto de la vida, no es nada del otro mundo.

Cada dia, a cada momento, en cada intervención, en las cosas cotidianas nos están dando el perfil que les caracteriza y que además lo hacen -si no fuera tan triste- un tanto especial y bufónico.

Hoy sin ir mas lejos encuentro en una respuesta del Sr. Carod publicada en un periódico, la Vanguardia, algo digno de ser analizado y con los resultados en la mano poner al personaje en su sitio.

Resulta que, el Sr. Carod a la pregunta ¿Sabe cual es el pescado fresco de esta temporada? contesta: "No le sabría decir. Pero si noto al instante, desde pequeño, si el pescado es, no ya fresco, sino del día".

¡Dioses!. ¡Otra vez asoma, el Sr., Carod la patita! Con paladar tan exquisito, comprendo perfectamente su lucha para que los pobres, lo que no podemos -yo no puedo con la pensión que tengo- comer, cada día y nada más ser pescados, toda clase de peces y mariscos.

Debería firmarlo ante notario: Comprometerse que comeremos, los pobres, el pescado de la barca a la mesa, en el mismo día...

Ya, a estas alturas, no recuerdo el sabor del pescado fresco y el congelado entra en mi casa una o dos veces a la semana.

Esta anecdota del Sr. Carod, que por lo que veo ha comido siempre pescado fresquiiiiisimo, desde su mas tierna infancia, acaso cuando otros pasaban hambre, me recuerda otra anécdota que se contaba en mi casa como exponente de una forma de estar en el mundo lejos de la cultura cotidiana, de la cultura lógica y de la humildad.

En el puesto de huevos, una señora le dice a la dependienta: Nena, por favor, dame huevos rubios que si me los das blancos, el nene -35 años- me dice: Mama, -sin acento- este huevo no es el de siempre.

Por lo que veo el paladar es cuestión de cáscara.

Lo malo, lo terrible, lo inquietante es que esos que no saben que los huevos son lo mismo con cascara blanca o cascara rubia, nos lleguen a gobernar.

No quiero, bajo ningún concepto, olvidarme de la "bienvestida" Sra. Mayol, que el domingo pasado presumía que a "su Joan se le notaba que era hijo de un anarquista"

Otra vez: ¡Dioses!. A la única persona que se le notó que era anarquista, con clase y tronío fue "Madamme L" -otra película- en la que Sofia Loren, la esposa de una anarquista, Paul Neuman. supo apañarse con un lord inglés, impotente, al que le da 9 o 10 hijos de D. Paul, para salvar a su marido.

De todas formas, Sra. Mayol, Doña Imma, por líricos que fueran los sueños de los anarquistas, se llevaron por delante, decretaron penas de muerte sin juicio previo a unos cuanos inocentres que no sabían ni entendía de ideales tan magnos y rígidos.

¿Dentro de 100 años, podrán nuestros herederos presumir que fueron asesinos de Eta, nazis o stalinistas?




Soberanismo

Por Albert Mallofré

Durante este verano, muchos vacacionistas catalanes hemos recorrido carreteras españolas para constatar, muy desagradablemente, que la señalización de carreteras en la comunidad catalana es de las peores de todo el estado español. Aquí hay que recordar que la Generalitat dedicó mucho tiempo, dinero, ocupación y esfuerzo generalizado, en el empeño de sustituir toda la nomenclatura de las carreteras en el país catalán, en un propósito netamente soberanista, dejando de lado los intereses reales de los automovilistas que circulamos por estas carreteras. Es lógico que un espíritu soberanista no pueda soportar que la nomenclatura de la red viaria corresponda a la de un país vecino que, encima, se le tiene como pais opresor y, por esto, la Generalitat se afanó en cambiarla, con un coste sumamente elevado pero con el único propósito de su satisfacción soberanista, con desprecio olímpico del servicio al ciudadano.

Al ciudadano le da igual que una carretera se llame N-152 o C-34, lo que quiere es que esté en buen estado y bien señalizada. Digo mal, el ciudadano prefiere muy probablemente que se siga llamando N-152 que es como se llamaba toda la vida, evitando cambios gratuitos que no hacen sino sembrar confusión. Lo que no quiere el ciudadano es que los poderes públicos descuiden la señalización viaria mientras dedican su tiempo y su esfuerzo en apropiarse la nomenclatura de las mismas carreteras. Pero está claro que a los poderes públicos de Catalunya les interesa sobre todo el poder y no el servicio al ciudadano. Se nota en toda su actuación, aplicando el falso axioma de que si un servicio cualquiera es catalán, dirigido y administrado desde Catalunya, es automáticamente excelentemente eficaz. La práctica demuestra cada día que esto no es cierto.

La Generalitat dedica gran parte de su presupuesto a inversiones soberanistas que son inútiles y están fuera de lugar, descuidando el servicio verdadero al ciudadano. Luego, como naturalmente falta dinero para servicios esenciales, es preciso reclamar mejoras en la financiación, pretendiendo que se quede en sus manos toda la recaudación presupuestaria, entera, sin "solidaridades" ni ceder nada al estado. En una palabra, es el eterno espíritu soberanista ya conocido. Más poder para la Generalitat, y el ciudadano, mientras tanto, que vaya cantando "Els segadors", que es muy sano y eleva el espíritu.




Tormenta linguistica

Carta publicada por el "Diari de Vilonava" el 30 -Septiembre, escrita por Manuel Mateos

Sobre la “Tempesta lingüística”

Crec que el fet que l’alcalde de la nostra ciutat fes servir el castellà en la seva al·locució en el Fondo Somella ha molestat només unes quantes persones. No obstant, com hem pogut llegir en el Diari algunes paraules sorprenents, m’agradaria fer-ne algun comentari.

Vagi por davant la meva opinió: crec que l’alcalde, que ho és de tothom, hauria d’haver fet una intervenció bilingüe alternant les dues llengües oficials en Catalunya. En aquest sentit, considero que, efectivament, es tracta d’un error, encara que a mi no em sembla greu.

Ara bé, causa sorpresa que aquest fet hagi merescut un editorial del Diari molt crític amb l’actuació de l’alcalde per haver parlat únicament en castellà. Jo em pregunto: Quants editorials ha motivat el fet sistemàtic que l’alcalde actual, y els anteriors igualment, hagin emprat sempre, en les seves actuacions públiques, únicament el català? Eren “errors gravíssims”? Utilitzar sempre i exclusivament una de les dues llengües oficials respon al “model de convivència entre la llengua catalana i la castellana del qual la societat de Catalunya s’ha dotat i que, fins ara, ha garantit el respecte i la bona harmonia entre els catalans, parlin l’idioma que parlin” com diu l’editorial? Crec que no, que seria molt més apropiat el model bilingüe: amb-dues llengües són oficials; la societat catalana és bilingüe; el català és, segons l’Estatut, llengua d’ús preferent de l’Administració, però en cap lloc es diu que hagi de ser exclusiu. A més a més, ¿no es vol apropar l’Administració als seus administrats? Finalment, si bé és cert que quasi tota la població catalana entén el català, també ho és que la mateixa població entén el castellà. Per què, doncs, no fer servir les dues llengües de manera normal i quotidiana?

Quan a les reaccions d’alguns partits municipals, aquestes són molt més sorprenents. Un d’ells ordena: “En un acte oficial, el senyor alcalde ha d’utilitzar el català”; així, amb aquest to imperatiu, autoritari; ¿qui ho mana? ¿Vostè? ¿Amb quina autoritat? I es pregunta: “¿Encara hi ha por de parlar el català?” Jo crec que, si hi ha alguna por en qüestió d’ús de les llengües és a parlar en castellà (I, si no, que li ho demanin a Elvira Lindo).

Un altre polític diu allò de “Els ciutadans tenen obligació de conèixer el català”. I també el castellà, afegeixo jo; així doncs, tant justificat està parlar en una llengua como en una altra.

Finalment, el tercer posa la guinda del pastís: “L’idioma de la ciutat és el català”. ¿De quina part de la ciutat? ¿Dels edificis i carrers? ¿De les places i el mobiliari urbà? ¿O de les persones? Que jo sàpiga, només aquestes parlen. I ho fan en català i en castellà. Clar que també és possible que aquest polític consideri que qui no parla català no pertany a la ciutat. Ell i d’altres, però, ara que s’apropen eleccions, acudiran a aquests barris a demanar el vot, i ho faran en castellà. Per alguns està clar que el castellà només serveix a l’hora de demanar-los el vot als castellanoparlants. Això té un nom: hipocresia.